Hoy se suponía que iba a ser una ruta tranquila, relajada, lo malo es que esa idea y salir con mi hermano es complicada.
La mañana empezó bien, habíamos quedado a las 9 para tomar café y dirigirnos al lugar donde (mediante sms) se había convocado la ruta. La duda estaba en si alguien vendría o no, pero durante el camino hacia allí se fue despejando esa duda. Y así llegamos al punto oficial de salida, bajo el Puente del Quinto Centenario, donde en teoría ya sabíamos que no habría nadie. Esa teoría se vino abajo al llegar Juan, un buen compañero y amigo, que aunque convaleciente decidió salir, aunque solo fuera a acompañarnos unos kilómetros.
Empezamos a pedalear a un ritmo bastante altito, llegando en momentos puntuales a los 28 Km/h, lo cual estaba bastante lejos de lo que yo pensaba hacer (pobre de mi).
Juan se despidió en el cruce que va a la zona de los naranjos (que es por donde pensaba ir hacia el embarcadero) y mi hermano y yo continuamos con el mismo ritmo. íbamos cómodos a ese ritmo y no lo controlamos (craso error como luego explicare. En el camino empezamos a encontrar barro, aunque en poca cantidad, hasta que directamente llego el momento de mancharnos (la rutita se estaba poniendo interesante). Poco después pinchazo de mi hermano, y parada para cambiar cámara. de nuevo en el camino a buen ritmo, pasando charcos y mas charcos hasta el embarcadero. Allí 20 minutos de parada obligatoria hasta que llego la barcaza y por fin en Coria.
La idea principal era desayunar y tirar para Sevilla de nuevo, pero no hubo parada, directamente dimos una vuelta al pueblo y para la carretera. Y allí empezó el calvario en forma de viento en contra que nos frenaba a mas no poder. Aun así, la media que sacamos en ese tramo es de 19 Km/h, lo cual esta bastante bien, aunque nos cargaba las piernas.
Por fin Sevilla y cervecita mas que merecida en la Barqueta. Al final de la ruta 50 Km de ruta en teoría llanos y una media de 20 Km/h que nos ha dejado molidos a los dos. Mañana mas.
27 de diciembre de 2008
25 de diciembre de 2008
22 de diciembre de 2008
Fin de etapa
Bueno, se esta terminando el año y ya llega el momento de mirar hacia atrás. Que lejos queda ese mes de Febrero en el que decidí embarcarme en esta aventura y tratar de llevar a la red mis vivencias personales, los buenos y los malos ratos.
Atrás en el tiempo quedan las alegrías de mi primera ciclo turista, de mi primera maraton. También la decepción tiene lugar, Las Palomas me paso demasiada factura al igual que Jerez primero y Paterna después.
Ha sido un año en el que he crecido como deportista y también como persona. Un tiempo en el que he conocido a gente estupenda y que duda cabe también a gente que mejor no acordarme de ellos. Pero esto es la vida y como tal tenemos que afrontarla, con todo lo bueno y con todo lo malo.
Ahora solo queda mirar al futuro, a ese año que ya se esta asomando por la esquina y tratar de que sea mejor aun que este. Vendrán otros retos, otros desafíos y otras metas, pero estas siempre serán personales. Para mi lo importante es el superarse a uno mismo, el ser mejor cada día que pasa tanto en lo deportivo como en lo humano. Esa es la principal meta para este año nuevo.
Desde este humilde púlpito quisiera agradecer a mis compañeros de hispabikers todo lo que me han aportado y por supuesto lo que les queda por aportarme. Su calidad humana esta fuera de toda duda y para mi es un privilegio pertenecer a ese grupo de personas. Muchas gracias. Os deseo a todos una Feliz Navidad y que el próximo año sea prospero para todos. Nos vemos en los caminos.
8 de noviembre de 2008
I ruta oficial Club Deportivo Hispabikers

Hoy era un día grande. Celebrábamos la primera ruta oficial del club y 50 bikers estábamos citados en Coria del Río a las 9 de la mañana para recorrer unos 50 kilómetros entre pinares, arenales y barro.
Mi ruta empezó bastante mas temprano, a las 07:40 recogí a Marcos en nuestro barrio y desde allí al siguiente punto de reunión. Allí nos juntamos con Claire, Domi y Ganfornina y rumbo al siguiente punto donde nos esperaban Arty y Kris. Una vez todos juntos, rodamos a buen ritmo hacia el puente del carril bici de Camas (si, la idea era hacer la ruta larga). Una vez en el puente nueva espera para recoger al resto de locos de la kilometrada. Desde allí hasta Coria a buen ritmo (incluido neblinazo del quince a la altura de Palomares que no se veía a dos metros).
Llegamos al punto de reunión y ya se estaban concentrando alli ciclistas y maquinas (todas muy limpias, nada que ver como han terminado las pobres).
Con algo de retraso sobre la hora prevista se dio la salida oficial, el ritmo era bastante alegre y llamábamos la atención al pasar por todos sitios. Poco después entramos en La Puebla y la bordeamos para dirigirnos a la zona de los arrozales.

Poco después llegamos a la cañada de los pajaros y allí reunión del grupo y foto oficial. A partir de allí empezó la diversión: barro, arena, subidas, bajadas, cruce de arroyos, mas barro, mas arena...........hum, he dicho que había barro y arena??
Ya volviendo en busca de la dirección a Coria, un buen parón. Pre había partido el cambio trasero, así que reparación de urgencia y en busca del camino mas corto. Aquí Arty y yo decidimos acortar la ruta para acompañar a Pre y a Lider y a otro compañero. A medias con el Gps de Arturo, a medias preguntando a la gente que nos encontrábamos llegamos a Coria. Una merecida cervecita, mientras esperábamos al resto del grupo, que llego poco después.
Un buen rato de charla comentando las incidencias de la ruta y sorteo de varios presentes cedidos por nuestro patrocinador (gracias Alejandro de Kanina Bikes) y vuelta a Sevilla primero por carretera hasta Gelves y ya por el carril junto al río hasta Sevilla. En total 87 kilómetros de un día estupendo en buena compañía.

En el plano personal y después de los dos fiascos del final de la temporada, me he sentido muy bien. Unas pequeñas molestias en la rodilla (lo cual es hasta normal) y un buen ritmo durante la ruta, en la cual por fin he disfrutado de mi nueva maquina. Los diferentes terrenos por los que ha discurrido la ruta la han puesto a prueba no decepcionandome en ningún sentido. Ahora solo me queda terminar de recuperarme e ir acumulando kilómetros para tratar de empezar la temporada en el mejor estado de forma posible.
4 de noviembre de 2008
Paterna
Después de un tiempo sin actualizar el blog (mas por falta de tiempo que por otra cosa), vuelvo a empezar. Y que mejor que hacerlo hablando de la participación en la VIII ruta ciudad de Paterna. El día se presentaba húmedo, amenazante lluvia y mis sensaciones no eran muy buenas. Llevaba varios días con molestias en la rodilla izquierda, así que solo me planteaba hacer la ruta corta. Pensaba que habría otros años para plantearme mayores metas. Después de una espera interminable, por fin se da la salida, bajo las primeras gotas de una ligera llovizna, que aunque no era gran cosa, molestaba mas de la cuenta. Cruzamos las calles de esta bella localidad de la serranía de Huelva a no demasiada velocidad, los adoquines mojados no eran la mejor de las superficies para hacer locuras. Por fin, campo abierto. Allí ya cada cual al ritmo que mejor le iba. Las sensaciones seguían sin ser del todo alagueñas, en espera de las primeras rampas que seria donde verdaderamente comprobaria que podria o no podría hacer. y por desgracia no me equivoque demasiado. La primera subida seria, la que llaman "El Mortirolo", me paso factura. Note un pinchazo en la rodilla y decidí que no merecía la pena forzar. Termine de subir como buenamente pude y me baje de la bicicleta. lo primero que me vino a la mente es la mala suerte que estoy teniendo desde que estrene la KTM. Dos pruebas (Jerez y Paterna) y dos abandonos, pero luego recordé que el año que viene estas pruebas volverán a estar en el calendario, por lo que esa espina podre sacármela. Ahora, solamente esperar al sábado próximo. I Ruta Oficial Hispabiker y como es lógico, allí estaré yo.
20 de agosto de 2008
De nuevo en el camino

Pues después de un tiempo de recuperación de la lesión que me produje en Ronda y agravé en la subida a Las Palomas, nuevamente me pongo en marcha. Y además con montura nueva. Si nada se tuerce el próximo martes estrenare mi flamante KTM Score elite, con la cual espero y deseo tener la misma suerte que hasta ahora con la Coluer. Si tenéis curiosidad por ver como es, mirad la foto y vereis que belleza. Nos vemos en los caminos.
24 de mayo de 2008
Nueva prueba superada
Segundo intento de subida a Las Palomas. Esta vez no había escusas posibles, de eso ya se encargaron mis compañeros de dejármelo claro. Los coches aparcados en el mismo lugar de la otra vez y el paisaje fácilmente reconocible traían a mi mente malos recuerdos. Pero quién dijo miedo.

Comenzamos a rodar a unos 4 kilómetros de Zahára de la Sierra para empezar a calentar los músculos antes de la subida. Al empezar las primeras rampas me doy cuenta de que la cosa no pinta demasiado bien. Todo parece indicar que aún no estoy recuperado de la lesión que me produje en Ronda y que esto no va a ser un camino de rosas, sino todo lo contrario. Desde el principio, un compañero se clava a mí como si fuera mi escolta personal. Me da en todo momento ánimos y consejos que aunque en el momento no soy capaz de asimilar, en el fondo se que lo que me comenta es importante y trato de cumplirlo, aunque no siempre puedo.
Después de un rato de subida constante, vemos a otro compañero que nos está esperando, uniéndose en la subida. Lentamente van desgranándose los kilómetros hasta que conseguimos llegar al mirador. Ese lugar fue lo mas lejos que pude subir la vez anterior, por lo que los recuerdos vuelven a aflorar.

Un rato de descanso, que aprovechamos para comer algo y yo sobre todo para estirar un poco mi maltrecha pierna. Y de nuevo a subir, poco a poco, apretando los dientes, bajándome cuando notaba que la pierna se me iba a montar, andando un poco y de nuevo a lo alto de la bicicleta, para seguir hacia arriba, cada vez más alto. Sobre nuestras cabezas un grupo de buitres dan vueltas, lo cual nos da un punto surrealista de la subida ( ¿vendrían a por nosotros? ), después de unas fotos, vuelta a subir, hasta que por fín, al final de una rampa divisamos el ansiado puerto. Sólo un empujón más y llegamos. Hace frío, pero con la emoción de haberlo conseguido no lo noto. Ahora sólo queda el momento estrella, la foto que inmortalice el momento y después de ella la ansiada bajada hasta Grazalema. A velocidad de vértigo se produce esta, dejando libres a mis compañeros, que bastante han sufrido aguantándome hasta la cima y una vez entrados en el pueblo la parada en la plaza del ayuntamiento para reponer fuerzas.

Después de un rato de relax volvemos a la ruta, para dirigirnos a los vehículos. Después de subir un repecho, con el viento dándonos de lleno, seguimos descendiendo hasta el borde del pantano donde poco después encontramos el lugar de aparcamiento.
En la lejanía, majestuosa, se divisa la montaña y mientras recogemos las bicis la mirada se escapa de vez en cuando hacia la cima, esa que un rato antes había sido coronada.
Por fín me he podido sacar una espinita que tenía clavada en mi corazón, no del modo que me hubiera gustado, sin tanto sufrimiento, pero al fin y al cabo lo importante era conseguirlo.
Ahora a plantearme el próximo reto...

Comenzamos a rodar a unos 4 kilómetros de Zahára de la Sierra para empezar a calentar los músculos antes de la subida. Al empezar las primeras rampas me doy cuenta de que la cosa no pinta demasiado bien. Todo parece indicar que aún no estoy recuperado de la lesión que me produje en Ronda y que esto no va a ser un camino de rosas, sino todo lo contrario. Desde el principio, un compañero se clava a mí como si fuera mi escolta personal. Me da en todo momento ánimos y consejos que aunque en el momento no soy capaz de asimilar, en el fondo se que lo que me comenta es importante y trato de cumplirlo, aunque no siempre puedo.
Después de un rato de subida constante, vemos a otro compañero que nos está esperando, uniéndose en la subida. Lentamente van desgranándose los kilómetros hasta que conseguimos llegar al mirador. Ese lugar fue lo mas lejos que pude subir la vez anterior, por lo que los recuerdos vuelven a aflorar.

Un rato de descanso, que aprovechamos para comer algo y yo sobre todo para estirar un poco mi maltrecha pierna. Y de nuevo a subir, poco a poco, apretando los dientes, bajándome cuando notaba que la pierna se me iba a montar, andando un poco y de nuevo a lo alto de la bicicleta, para seguir hacia arriba, cada vez más alto. Sobre nuestras cabezas un grupo de buitres dan vueltas, lo cual nos da un punto surrealista de la subida ( ¿vendrían a por nosotros? ), después de unas fotos, vuelta a subir, hasta que por fín, al final de una rampa divisamos el ansiado puerto. Sólo un empujón más y llegamos. Hace frío, pero con la emoción de haberlo conseguido no lo noto. Ahora sólo queda el momento estrella, la foto que inmortalice el momento y después de ella la ansiada bajada hasta Grazalema. A velocidad de vértigo se produce esta, dejando libres a mis compañeros, que bastante han sufrido aguantándome hasta la cima y una vez entrados en el pueblo la parada en la plaza del ayuntamiento para reponer fuerzas.
Después de un rato de relax volvemos a la ruta, para dirigirnos a los vehículos. Después de subir un repecho, con el viento dándonos de lleno, seguimos descendiendo hasta el borde del pantano donde poco después encontramos el lugar de aparcamiento.
En la lejanía, majestuosa, se divisa la montaña y mientras recogemos las bicis la mirada se escapa de vez en cuando hacia la cima, esa que un rato antes había sido coronada.
Por fín me he podido sacar una espinita que tenía clavada en mi corazón, no del modo que me hubiera gustado, sin tanto sufrimiento, pero al fin y al cabo lo importante era conseguirlo.
Ahora a plantearme el próximo reto...
12 de mayo de 2008
Objetivo cumplido
Después de mucho tiempo preparándome tanto física como mentalmente para la mítica 101 de Ronda, debo decir que me siento satisfecho de haberla podido terminar.
La llegada a Ronda en la tarde noche del viernes presagiaba que la prueba del día siguiente iba a ser bastante dura. Lluvia, viento y sobre todo frío, mucho frío nos anunciaba que lo íbamos a pasar mal.
La noche la pasé con los nervios típicos de saber que me estaba metiendo en algo muy serio, aunque la moral y el ánimo estaba por las nubes. Sabía que si la mecánica no me fallaba, terminaría, pues no contemplaba otra opción que la de entrar en la meta. Decir que el apoyo de mi mujer me hizo mucho y bien. Gracias Mª José.
El sábado a las 7 de la mañana sonó el despertador, aunque ya llevaba un rato despierto, tenía un cosquilleo en el estómago, que se me pasó al ver a los compañeros animados y dispuestos, aunque de vez en cuando se nos escapaba una mirada al cielo totalmente cubierto.
A las 10 de la mañana entramos en el campo de fútbol. La imagen es imborrable, cientos de ciclistas esperando el gran momento. Reunión de equipo y la foto de grupo con la bandera del club terminó de emocionarnos. A las 10 y media llegó el gran momento. Cañonazo y salida neutralizada del pelotón ciclista hasta la salida de Ronda que era donde empezaría nuestro infierno.
Poco a poco van callendo los kilómetros y yo me sentía cómodo, con bastante ánimo y sobre todo muy fuerte de moral. Las primeras rampas van haciendo mella en nosotros, sobre todo por la aglomeración. En una de ellas sufrí la primera de mis dos caídas. El ciclista que iba delante frenó casi en seco por no poderla subir y no me dió tiempo a esquivarlo, resultado, un arañazo en la pierna y sobre todo un fuerte golpe en el muslo que me hizo ver las estrellas. A partir de ese momento ( kilómetro 25 mas o menos ) fue un verdadero suplicio. Cada vez que subía una cuesta sentía como la pierna no me respondía bien y el dolor amenazaba con no dejarme terminar. Pero yo no había venido hasta aquí para que a las primeras de cambio me tuviera que retirar, así que apretón de dientes y a seguir recorriendo kilómetros.
Aunque maltrecho y dolorido, conseguí llegar a Setenil. Estaba a mitad de carrera ( kilómetro 53 ) y la idea de retirarme allí rondaba mi cabeza. Y entonces sucedió algo, la visión de mi compañero Juan ( se había retirado por no sentirse bien ) su esposa y sobre todo de mi mujer dándome ánimos me empujó aún más. Sé que se quedaron algo preocupados con la respuesta que les dí a la pregunta de cómo iba. Sólo me salió un voy mal, bastante mal y quisiera desde aquí pedirles perdón por ello.
Después de 15 minutos para recuperar y tras unos estiramientos vuelvo a la ruta. La lluvia, el viento y sobre todo el frío pasaba factura, pero trataba de no pensar en ello y sólo en terminar.
Hasta ese momento fui solo, sin compañía de ningún compañero en el que poder apoyarme, solamente contando con la fuerza de voluntad, hasta que 10 kilómetros mas adelante encontré a Bernardo, compañero y sobre todo amigo del club. Ambos estábamos maltrechos, él con su rodilla bastante dolorida y yo con el muslo, así que juntos, dándonos ánimos mutuamente logramos llegar al cuartel del Tercio. A esas alturas de la carrera ( kilómetro 77 ) ya no se contemplaba la opción de abandonar. Llevábamos ya demasiados kilómetros, demasiados sufrimientos para rendirnos. Un caldito caliente nos reconfortó y sobre todo nos hizo entrar en calor, dándonos fuerzas para continuar.
Desde allí nos dirigimos a uno de los puntos más duros de la ruta y donde más sufrimos: La subida a la ermita. Ni siquiera se nos pasó por la cabeza intentar montarnos en las bicis para subir. Las piernas nos pesaban demasiado para ello. Para colmo de males yo había sufrido mi segunda caida y como suele suceder me volví a golpear en el mismo sitio que la primera vez.
Poco a poco, paso a paso fuimos subiendo, empujando nuestras bicis que parecía que a cada paso aumentaban de peso. Por fin, la cima, la visión de la ermita nos llenó de alegría, sabíamos que ahora tendríamos un rato de bajada hasta llegar al collado. El descenso de la ermita impresionante, una serie de rampas de piedra con giros casi imposibles que no te permitían ningún error. Por fin, llegamos abajo. Carretera a toda velocidad para tratar de recuperar el tiempo perdido en la subida e intentar que no nos pillara la noche.
Por fin llegamos a uno de los lugares más bonitos de toda la ruta, un precioso sendero junto al río que nos llevaba a las cuevas del gato. Sólo nos quedaban 10 kilómetros, aunque sabíamos que aún nos tocaba subir el collado del tajo y sobre todo la famosa cuesta del cachondeo. Esta última la subimos como buenamente podemos, el suelo mojado por la lluvia hacía que nos resbaláramos a cada paso con las calas de los pedales automáticos. La lluvia cada vez mas fuerte nos machacaba, pero la sola visión de las luces de Ronda en lo alto nos empujaba.
Por fin entramos en las calles de Ronda, sacando fuerzas de donde ya no las había nos montamos en las bicis y a plato enfilamos la última avenida. La sensación es indescriptible. La gente que estaba allí nos animaba sin cesar, dándonos fuerzas para terminar los últimos metros. Por fin la llegada a la meta, el fin del sufrimiento y el orgullo de haberlo conseguido.
Mi más sincero agradecimiento a todos los voluntarios que han hecho posible esta prueba, por su ayuda, por sus ánimos, por su amabilidad y sobre todo a los componentes del tercio. Sois estupendos desde el primero al ultimo. Gracias a todos.
También felicitar a los componentes del club Hispabiker que han participado en la 12ª edición de la 101 de Ronda. Me hace sentirme orgulloso de pertenecer al club y sobre todo a los compañeros que no han podido terminarla por diversos motivos. Compañeros tranquilos que la próxima edición esta ya aquí y podréis desquitaros. Un abrazo.
5 de mayo de 2008
Ultima prueba
Ya se esta acercando el día y el pasado jueves 1, día internacional del trabajo, fue la ultima prueba para preparar la gran cita.
El día se presentaba espléndido, la compañia maravillosa como siempre y la ruta no por conocida era menos interesante. La idea era ir hasta Guillena y desde allí volver por la ruta del agua, una de las clásicas del mountain bike sevillano.

Una vez reunidos todos en el punto de partida, en plena Macarena, salimos por carretera en dirección a La Algaba, donde ya nos meteríamos por pistas de tierra ( ja, mas que tierra eran muchas piedras con algo de arena y barro ). El ritmo que llevábamos era bastante altito y eso se notaba en las pulsaciones y sobre todo en las piernas. Solo señalar que en los casi 60 kilómetros de ruta que salieron pocas veces se bajo del plato grande, así se explica los buenos 21 km/h de media que le salieron a algunos.
La ruta en si no tiene mayor aliciente, por lo que no esperéis fotografías espectaculares, mas bien todo lo contrario, pero sirvió para lo que estaba programada, darle fuerte, a ritmo alto para probar que tal andábamos.
Ni siquiera una caída tonta ( reconozco que en principio me asuste por el dolor en el brazo ) consiguió que bajáramos el ritmo. En definitiva, un rato agradable, en buena compañía como siempre.
El día se presentaba espléndido, la compañia maravillosa como siempre y la ruta no por conocida era menos interesante. La idea era ir hasta Guillena y desde allí volver por la ruta del agua, una de las clásicas del mountain bike sevillano.

Una vez reunidos todos en el punto de partida, en plena Macarena, salimos por carretera en dirección a La Algaba, donde ya nos meteríamos por pistas de tierra ( ja, mas que tierra eran muchas piedras con algo de arena y barro ). El ritmo que llevábamos era bastante altito y eso se notaba en las pulsaciones y sobre todo en las piernas. Solo señalar que en los casi 60 kilómetros de ruta que salieron pocas veces se bajo del plato grande, así se explica los buenos 21 km/h de media que le salieron a algunos.
La ruta en si no tiene mayor aliciente, por lo que no esperéis fotografías espectaculares, mas bien todo lo contrario, pero sirvió para lo que estaba programada, darle fuerte, a ritmo alto para probar que tal andábamos.
Ni siquiera una caída tonta ( reconozco que en principio me asuste por el dolor en el brazo ) consiguió que bajáramos el ritmo. En definitiva, un rato agradable, en buena compañía como siempre.
20 de abril de 2008
Ruta El Pedroso - Cantillana
Después de unos días a un ritmo menor para recuperarme de mis molestias musculares, vuelve lo bueno para seguir con la preparación para Ronda. La de hoy era una ruta sobre el papel tranquila y suave, aunque con la cantidad de agua caída a lo largo de la semana pasada y en estos dos días podía pasar de todo..... y así ha sido.
Empiezo por el principio, a las 8:15 horas salía de casa y las sensaciones no eran muy buenas. Notaba molestias en la pierna, aunque poco después desaparecieron ( el café y la copa de anís hacen milagros ). A las 9:00 ya estaba en la estación de Santa Justa, para comprar el billete del tren hasta El Pedroso. Poco a poco iban llegando el resto de compañeros.
En principio parecía que el tiempo nos iba a respetar, o al menos eso nos creíamos, pobres de nosotros.
Después de la foto de grupo de rigor, empezamos a pedalear por la carretera que va a Cazalla de la Sierra para poco después dejarla y meternos en faena. Tiramos por una pista de tierra ( o al menos eso se supone que es ) de la cual sólo se ve esta de vez en cuando entre charcos y más charcos. Aquí ya estábamos alguno que otro disfrutando como críos.
Esto ya es una constante casi toda la ruta, con algún charco que más parecía una laguna ( en más de una ocasión ni siquiera se ven las ruedas tapadas completamente por el agua ) y de vez en cuando un poco de barro en el que los patinazos le daban su pizca de sal al asunto.
Después de un fallo en un cruce ( 500 metros para atrás volviendo a cruzar otras dos lagunas ) llegamos al arroyo ( más de medio metro de profundidad de agua ) y más mal que bien lo cruzamos todos. A esas alturas ya estábamos todos chorreando, así que un poco más de agua no nos importaba lo mas mínimo.
Seguimos por caminos buscando el Pantano de Melonares y mientras pasábamos por entre los árboles empieza a llover, al principio de forma tímida, hasta convertirse en un aguacero con todas las de la ley. No conforme con eso, la lluvia da paso al granizo, así que a buscar refugio bajo los árboles como buenamente podemos y una vez que para, continuar la marcha.
Iniciamos una ligera subida, para, a continuación llegar al punto más espectacular de la ruta. Una bajada de casi cuatro kilómetros por un terreno en bastante mal estado, con la vista majestuosa de la sierra y al fondo el Pantano de Melonares que va tomando forma poco a poco. No tengo palabras para describir el paisaje que se ve desde esa bajada, es sencillamente espectacular.
Una vez abajo del todo buscamos el canal del Viar para dirigirnos a Cantillana. En ese momento ya pensábamos que más cosas no nos podían pasar, eso si, disfrutando como niños ni más ni menos.
Mientras subimos y bajamos siguiendo el canal, sale el sol y empieza a apretar de lo lindo. Nos sobraba todo, parada para quitarnos los impermeables ( ya pensábamos que no nos harían más falta, craso error ) que nos hacían sudar más de la cuenta y entre barro y más charcos llegamos a Cantillana.
Allí la cervecita de rigor, más que nada para quitarnos el barro de las gargantas, y nuevamente lluvia. Otra vez a sacar los impermeables. Algunos se paran a comer algo, mientras que otros seguimos en dirección a la salida del pueblo buscando la estación de ferrocarril ( está a cinco kilómetros del mismo ). A medio camino parada obligatoria en la gasolinera y a quitar barro de las bicicletas y de nosotros mismos, y nuevamente a la carretera, otra vez bajo un manto de agua en dirección a la estación. Al pasar por la presa de Cantillana nos impresiona el nivel y la velocidad que lleva el rio.

Allí reunión de todo el grupo y a esperar el tren que nos dejará en Sevilla y cada uno a su casa.
En total más de 60 kilómetros de ruta, muchas risas, mucha, muchísima agua y sobre todo un buen rato de ciclismo de montaña en compañía de excelentes personas.
Días como el de hoy son los que me hacen amar este deporte.
Empiezo por el principio, a las 8:15 horas salía de casa y las sensaciones no eran muy buenas. Notaba molestias en la pierna, aunque poco después desaparecieron ( el café y la copa de anís hacen milagros ). A las 9:00 ya estaba en la estación de Santa Justa, para comprar el billete del tren hasta El Pedroso. Poco a poco iban llegando el resto de compañeros.
En principio parecía que el tiempo nos iba a respetar, o al menos eso nos creíamos, pobres de nosotros.
Después de la foto de grupo de rigor, empezamos a pedalear por la carretera que va a Cazalla de la Sierra para poco después dejarla y meternos en faena. Tiramos por una pista de tierra ( o al menos eso se supone que es ) de la cual sólo se ve esta de vez en cuando entre charcos y más charcos. Aquí ya estábamos alguno que otro disfrutando como críos.
Esto ya es una constante casi toda la ruta, con algún charco que más parecía una laguna ( en más de una ocasión ni siquiera se ven las ruedas tapadas completamente por el agua ) y de vez en cuando un poco de barro en el que los patinazos le daban su pizca de sal al asunto.
Después de un fallo en un cruce ( 500 metros para atrás volviendo a cruzar otras dos lagunas ) llegamos al arroyo ( más de medio metro de profundidad de agua ) y más mal que bien lo cruzamos todos. A esas alturas ya estábamos todos chorreando, así que un poco más de agua no nos importaba lo mas mínimo.
Seguimos por caminos buscando el Pantano de Melonares y mientras pasábamos por entre los árboles empieza a llover, al principio de forma tímida, hasta convertirse en un aguacero con todas las de la ley. No conforme con eso, la lluvia da paso al granizo, así que a buscar refugio bajo los árboles como buenamente podemos y una vez que para, continuar la marcha.
Iniciamos una ligera subida, para, a continuación llegar al punto más espectacular de la ruta. Una bajada de casi cuatro kilómetros por un terreno en bastante mal estado, con la vista majestuosa de la sierra y al fondo el Pantano de Melonares que va tomando forma poco a poco. No tengo palabras para describir el paisaje que se ve desde esa bajada, es sencillamente espectacular.
Una vez abajo del todo buscamos el canal del Viar para dirigirnos a Cantillana. En ese momento ya pensábamos que más cosas no nos podían pasar, eso si, disfrutando como niños ni más ni menos.
Mientras subimos y bajamos siguiendo el canal, sale el sol y empieza a apretar de lo lindo. Nos sobraba todo, parada para quitarnos los impermeables ( ya pensábamos que no nos harían más falta, craso error ) que nos hacían sudar más de la cuenta y entre barro y más charcos llegamos a Cantillana.
Allí la cervecita de rigor, más que nada para quitarnos el barro de las gargantas, y nuevamente lluvia. Otra vez a sacar los impermeables. Algunos se paran a comer algo, mientras que otros seguimos en dirección a la salida del pueblo buscando la estación de ferrocarril ( está a cinco kilómetros del mismo ). A medio camino parada obligatoria en la gasolinera y a quitar barro de las bicicletas y de nosotros mismos, y nuevamente a la carretera, otra vez bajo un manto de agua en dirección a la estación. Al pasar por la presa de Cantillana nos impresiona el nivel y la velocidad que lleva el rio.
Allí reunión de todo el grupo y a esperar el tren que nos dejará en Sevilla y cada uno a su casa.
En total más de 60 kilómetros de ruta, muchas risas, mucha, muchísima agua y sobre todo un buen rato de ciclismo de montaña en compañía de excelentes personas.
Días como el de hoy son los que me hacen amar este deporte.
5 de abril de 2008
II Desafio Sierra de Aznalcollar
Llegó el día de mi segundo reto para este año. Lo único malo es que no llegaba recuperado del todo de la lesión del domingo en Dos Hermanas, y sabía que eso me iba a lastrar, sobre todo conociendo el terreno y los antecedentes de la prueba.
A las 8 de la mañana ya estaba allí, en espera de recoger mi dorsal, entre cientos de bikers y con el apoyo de los componentes de mi club, los cuales estaban tan animados como yo, aunque supongo que la procesión iría por dentro.
Con bastante retraso sobre la hora de salida, se dio la misma, recorriendo las calles de esta bella localidad, hasta la salida propiamente dicha, en las afueras.
La ruta en sí ha sido preciosa, muy dura y exigente eso si, pero preciosa. De esas que los amantes de este deporte nos gusta hacer, con subidas rompe piernas y bajadas de infarto por un terreno con bastante arena y piedras sueltas que ponía a prueba nuestros reflejos y a nuestras máquinas.
En el ámbito personal, los 50 primeros kilómetros los he llevado bastante bien, sin demasiadas molestias, pero a partir de allí, en la llamada subida de los caballeros, una rampa infernal de casi 5 kilómetros con un desnivel medio del 6%, mi pierna me recordó que no estaba bien aún.

A partir de ese momento, cada metro de subida era un suplicio, que contrastaba con cada bajada a buena velocidad para recuperar fuerzas.
A partir de ese momento, me di cuenta de que si quería terminarla, debía conservar todas las fuerzas posibles, así que me planteé la estrategia de subir a ritmo pausado, para no forzar más de la cuenta. Me puse algo de música con el móvil, para tener la mente ocupada y me dispuse a afrontar los casi 30 kilómetros que aún me quedaban.
Sonará estúpido, pero la música ayudó y bastante. Y cuando en el último avituallamiento ví el cartel de 7 kilómetros hasta la meta, supe que ya casi lo había logrado. Desde allí y debido a mi maltrecho estado ( la pierna me dolía horrores ) tiré por la carretera en compañía de 4 bikers que más o menos estaban en las mismas condiciones que yo, y así, dándonos apoyo los unos en los otros conseguimos llegar a la meta.
Allí, el merecido descanso, con un buen plato de comida y una cerveza reparadora, en compañía de mis compañeros del club.
Segundo reto conseguido, ahora queda el más duro de los tres, Ronda y un mes por delante para prepararla.
4 de abril de 2008
Otra vez en el camino

Otra fecha importante que llega, y es que mañana toca realizar el II desafío sierra de Aznalcóllar, prueba mítica para los miembros de mi club, pues fue en ella donde ganamos nuestro primer trofeo.
Mis sensaciones ante esta cita son agridulces, por un lado tengo muchas ganas de realizarla, es uno de los retos que me he marcado para este año. Pero por otra parte, el tirón muscular del domingo aún no está recuperado del todo y eso puede lastrarme.
Ayer por la tarde salí a probarme, a ver que tal estaba después de no forzar demasiado durante la semana y el resultado fue bastante malo. Definitivamente no estoy para muchos trotes, aunque eso no es óbice para que participe y traté de dar lo máximo de mí. Si os fijáis en la foto, veréis el perfil de la prueba y podréis daros cuenta de que no va a ser un paseo precisamente.
En fin, mañana será otro día y ya os contaré como ha ido la cosa, por supuesto con alguna fotito como es de rigor.
30 de marzo de 2008
I Ruta de la Primavera

Ya en casa y descansado al menos en parte de la ruta de esta mañana, paso a dejar plasmadas mis impresiones sobre la misma.
Llegamos temprano a Dos Hermanas (Sevilla) para tener tiempo de sobra para preparar las bicis y nuestra impedimenta, amen de recoger los dorsales. Una vez listos, pasamos al interior del velódromo para la salida neutralizada de la prueba.
Desde el principio, se vio que no iba a ser un paseo, mientras rodábamos a buena velocidad por las calles del pueblo en dirección a la salida del mismo y al comienzo real de la prueba.
Poco a poco el grupo se fue estirando, cada cual dentro de sus posibilidades, reuniendose solamente en momentos puntuales. Llegamos al primer obstáculo de la ruta, al encontrarnos algo de barro en uno de los caminos, con el consiguiente parón de los que no se ven seguros en ese tipo de terreno y frenazo a los que íbamos tras de ellos y que si pensábamos pasarlo montados. Al final, se formo el consiguiente tapón.
Una vez pasado, llego el primer error de la jornada, una señalizacion que no ven algunos ciclistas y que hacen que gran parte del grupo confunda el camino, haciendo unos kilómetros de mas. Una vez subsanado el error, nuevamente en marcha, a buen ritmo.
En ese momento, me veía bastante bien, tanto en lo anímico como en lo físico, aunque en el kilómetro 35 de la carrera, noto un pinchazo en la cara posterior del muslo, que ya seria mi compañero de fatigas hasta el final de la ruta. A la altura de Bellavista, parada obligatoria en una ambulancia para que me pusieran un poco de linimento. Allí me comentaron que un poco mas adelante, a la altura del hipódromo, tenia una ruta de escape si no me veía con fuerzas para terminar.
Como uno es cabezota al máximo, ni siquiera considere esa opción. Esta ruta la tenia que terminar, fuera como fuera y costara lo que costara. Así que apreté los dientes en la subida y después de un par de bajadas de esas que a todos nos gustan llegue al primer avituallamiento.

Allí nos tenían preparada una sorpresita, cruce del río Guadaira, arenal inmediatamente después de salir del agua y un par de subidas de esas que te destrozan las piernas.
A esas alturas de la película, mi pierna estaba ya a punto de sucumbir, y lo que es peor, estaba arrastrando a la otra. Es entonces cuando se ve la calidad humana del club al que pertenezco. Un compañero, sabedor de que físicamente no estaba del todo bien se queda un poco atrás para acompañarme ya durante el resto del camino que nos quedaba, unos 25 kilómetros hasta la meta.
Su apoyo y ánimos hacen mucho bien y poco a poco van cayendo los kilómetros, y cada vez me siento mas seguro de poder terminar la prueba, aunque la organizacion aun nos tenia reservada una ultima sorpresita: La meta se encontraba en lo mas alto de una subida. Apretamos los dientes para el ultimo esfuerzo y encaramos esa subida con los restos de fuerzas que nos quedaban.
A la mitad de la subida, veo que mi compañero de fatigas pierde tracción, teniendo que echar pie a tierra, mientras ve que lo adelanto. Toda vez que no me gustaba nada entrar en la meta en solitario, después del esfuerzo que el había echo por mi, me bajo de la bici a esperarle y una vez juntos los dos de nuevo, montar ambos y entrar en la meta rueda con rueda, juntos como consideraba que debía de ser.
Desde allí, aun nos quedaban unos kilómetros hasta llegar al punto de salida y con ello al merecido descanso.
Ya reunidos de nuevo todos los componentes del club, reponemos fuerzas mientras esperamos la entrega de trofeos. Hoy ha sido un buen día para nosotros, pues hemos conseguido dos, uno como club mas numeroso y otro para una compañera, como segunda clasificada en su categoría.

No me queda mas que felicitar a los componentes de la organizacion por su trabajo, tanto en la preparación de la prueba, como en todas las facetas de la misma y como no, en lo personal agradecer a la dotación de la ambulancia que me trato, cuyo comportamiento fue exquisito.
29 de marzo de 2008
Mi primera carrera
Por fin llegó el gran día. Mañana participo en mi primera prueba seria, la I ruta de la Primavera en Dos Hermanas y debo de reconocer que me encuentro un poco nervioso. A pesar de que es una prueba no competitiva, la distancia (son 84 kilómetros)y los nervios propios del que se sabe novato en estas lides me tienen un poco preocupado.
Hoy hemos salido unos amigos a rodar un rato y preparar de la mejor manera posible el reto de mañana. Aunque no he podido entrenar todo lo que me hubiera gustado, me he sentido bien. Han sido 45 kilómetros a un ritmo tranquilo, aunque con algunos piques.
Creo que no haré mal papel, pero ya veremos como se da la cosa.
Mañana más, espero que con fotos como es de rigor.
Hoy hemos salido unos amigos a rodar un rato y preparar de la mejor manera posible el reto de mañana. Aunque no he podido entrenar todo lo que me hubiera gustado, me he sentido bien. Han sido 45 kilómetros a un ritmo tranquilo, aunque con algunos piques.
Creo que no haré mal papel, pero ya veremos como se da la cosa.
Mañana más, espero que con fotos como es de rigor.
26 de marzo de 2008
Una felicitacion muy especial

Hace días que tenia pendiente escribir esto. Pero bien por el trabajo, bien por la falta de tiempo libre lo iba dejando de lado. Y hoy, considero que es buen momento para ello.
El pasado día 21 de este mes fue el cumpleaños de alguien muy especial para mi, mi esposa. Por ello, estas lineas para transmitirle mi publica felicitación.
8 de marzo de 2008
Puerto de las Palomas
Hoy era el gran día. La segunda subida oficial al Puerto de las Palomas.
La mañana empezó esplendida, un día precioso y soleado, ideal para picar pedales. La compañía y el paisaje también invitaba a ello. Dejamos los coches a unos 4-5 Km de Zahara, con idea de ir calentando antes de afrontar la subida. Los primeros kilómetros caen uno detrás de otro sin demasiadas complicaciones.
Casi a mitad de camino, empiezo a sentirme mal. Un malestar general que va mellando mis fuerzas, hasta que en un momento dado, tengo casi que saltar de la bici para vomitar. La tan temida para los ciclistas pájara, hace mella profundamente en mi. Como buenamente puedo trato de continuar la subida, pero el mal estaba hecho y mi cuerpo no tiraba. A falta de unos 400 metros para el mirador que marca la mitad de la subida aparece Domi, gran compañero y mejor amigo que me acompaña hasta el mirador. Allí mi cuerpo dice basta, por lo que le digo que siga el, que yo volvería al punto de partida y los esperaría allí para no retrasarles demasiado.
Un rato de soledad en el mirador, de tristeza por la derrota y de llanto por la impotencia. En un momento dado, miro hacia arriba, hacia la montaña y "siento" su satisfacción por mi derrota. Eso hace aún más daño en mi ánimo que el malestar físico.
Es justo en ese momento cuando llamo por el móvil a mi esposa, necesitaba escuchar su voz, que me diera ánimos para volver a montar en la bici y tratar de llegar hasta los coches.
La llamada me hace mucho bien, me da ánimos para seguir, para al menos volver con la cabeza alta.
Unas fotos de recuerdo desde el mirador, aunque esa montaña ya la tenga marcada a fuego en mi corazón y poco a poco vuelta al comienzo. Simplemente dejándome llevar por la inercia de la carretera hasta la zona de aparcamientos. Un buen rato después van llegando mis compañeros, con la dureza de la subida y la preocupación por mi estado marcadas en la cara.
Un buen amigo y compañero me ha comentado que eso es algo por lo que pasamos todos, es algo que está unido al ciclismo y que no perdona a nadie, pero en el fondo de mi corazón, hoy sólo me queda un mensaje: Hoy ha ganado la montaña, pero me debe la revancha. Hoy sonríe triunfal, pero mañana la derrotaré.
Como bien dicen, de los malos momentos, se sacan buenas experiencias y te hacen más fuerte.
2 de marzo de 2008
Hace un año

Mas o menos sobre estas fechas el año pasado, nos dimos mi esposa y yo una escapada a París. La verdad es que si no conocéis la ciudad, merece la pena pasar unos días en ella.
La ciudad en si es sencillamente impresionante. La mezcla de estilos arquitectónicos, los monumentos en perfecta armonía con los edificios modernos, sus inmensas avenidas y bulevares, le dan a la ciudad un aire pausado y a la vez de frenética actividad.
Perderse en sus calles es un ejercicio visual que merece la pena. No se dobla una esquina, no se cruza la calle sin tener que dirigir la mirada a uno u otro lado para captar algún detalle, alguna casa, algún monumento que de otra manera quizás se pasarían por alto.
Nosotros nos quedamos enamorados totalmente de la ciudad y de sus gentes y una promesa broto espontáneamente. Volveremos a pisar sus calles.
Veréis cosas que os chocaran bastante, de cara a nuestra forma de ver y vivir la vida. Eso de que los McDonald abran a las siete de la mañana para dar desayunos es bastante peculiar. Así como, ver que a partir de las nueve de la noche casi no hay ningún bar abierto, solamente en la zona donde hay hoteles permanecen hasta mas tarde, por eso del turismo.
En definitiva, una ciudad muy cercana donde merece la pena perderse por unos días.
En mi álbum personal de fotos podéis ver algunas de las que sacamos allí. Espero que os gusten.
1 de marzo de 2008
Vista atras en el tiempo

Aun me parece mentira, cuando echo la vista atrás y me veo a principios del verano pasado. Estrenaba mi primera bicicleta de montaña en condiciones y estaba con la ilusión de volver a recuperar la pasión perdida hacía ya muchos años de las dos ruedas. Desde aquel ya lejano mes de junio hasta el día de la actualidad, han sido muchas rutas, muchos kilómetros, algunos sustos y sobre todo compañerismo y amistad. El mundillo este del mountain bike está plagado de buenos compañeros, de amigos forjados a golpe de biela, compartiendo sufrimientos en las rutas y también grandes logros. Poco a poco se van cumpliendo objetivos, cada vez las rutas duran un poco más en el tiempo y también en las piernas. Pero todo eso merece la pena.
Buscando por la red, encontré un grupo de personas, que como yo, han hecho de la bicicleta una forma de vida.
Sirvan estas palabras, a modo de sentido homenaje a mis compañeros de rutas y fatigas. A mis compañeros del Club Deportivo Hispabikers, con los cuales aún me quedan muchas metas por lograr y muchos sueños por cumplir. Juntos lo lograremos.
Hispabikers en el corazón.
29 de febrero de 2008
Dia de Andalucia
¿Que mejor manera de comenzar esta nueva andadura de mi vida que en el día mas importante en mi tierra?. Y como no, lo celebre de una manera harto especial: Con una ruta con mis compañeros del Club Deportivo Hispabikers.
La ruta elegida para este día era bastante dura, como mandan los cánones, pues se trata de entrenarnos mucho y duro con vistas a la importante y mítica en el mundo del ciclismo de montaña cita de los 101 Km de Ronda.
La salida oficial de dicha ruta estaba marcada en Cala, una bella localidad de la sierra norte de Huelva. Se trataba nada mas y nada menos de la subida al Tentudía, a la sazón el pico mas alto de la provincia de Badajoz y luego continuar hasta Monesterio, para desde allí buscar la bajada hasta Cala de nuevo.
El día empezó bien, casi sin nubes y con muchos ánimos. Pronto las sonrisas se nos fueron tornando en muecas de sufrimiento al encarar las primeras rampas, por un terreno bastante malo, con muchas piedras y arena suelta que hacia casi imposible que las ruedas se agarraran.
Después del mal trago, por fin una pista bastante ancha y en buen estado, aunque eso si, de casi continua subida, con ligeros descensos en los cuales descansar un poco las piernas.
Por fin, llegamos a la carretera que sube a la cumbre. Y eso ya si que fueron palabras mayores, ni el mas mínimo repecho para descansar, solamente subir y subir, mientras dábamos la vuelta a la montaña. Aunque duro por el esfuerzo, las vistas que nos regalaba la sierra de tentudía hacia que el esfuerzo valiese la pena. Una vez arriba, el monasterio y su cruz nos dio la bienvenida, así como el privilegio de disfrutar de unas vistas maravillosas.

Después de recuperado el aliento, Comenzamos la bajada hacia Calera la Real y desde allí a Monesterio, desde donde comenzamos la ascensión a la Sierra de Aguasfrias, en busca de un cortafuegos que nos dejara de nuevo en Cala, no sin antes protagonizar una bajada de varios kilómetros a una buena velocidad.
En resumidas cuentas, una gran manera de celebrar un gran día, en compañía de gente que como yo mismo ama la naturaleza y el deporte de las dos ruedas.
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